En el mundo de las tecnologías de comunicación móvil, abundan los mitos y conceptos erróneos. Estos malentendidos pueden llevar a decisiones incorrectas sobre cómo y cuándo utilizar diferentes protocolos de comunicación.
En esta sección, analizamos rigurosamente los mitos más comunes sobre SMS, MMS y VoLTE, contrastándolos con la realidad técnica y explicando los hechos que hay detrás de cada tecnología.
Nuestro objetivo es proporcionar información educativa clara y basada en evidencias para que pueda comprender mejor cómo funcionan realmente estas tecnologías y aprovechar al máximo sus capacidades.
Los protocolos de comunicación móvil han evolucionado significativamente desde su creación, pero la información desactualizada y simplificada sigue circulando. Además, la naturaleza técnica de estas tecnologías hace que sea fácil malinterpretar su funcionamiento.
Muchas personas creen que los mensajes SMS siempre se entregan instantáneamente al dispositivo del destinatario en el momento en que se envían.
Este mito lleva a confusión cuando los mensajes se retrasan, haciendo que los usuarios piensen que hay un problema con su teléfono o servicio cuando en realidad el comportamiento está dentro de los parámetros normales del protocolo.
En realidad, los SMS funcionan con un modelo de "mejor esfuerzo" y pueden experimentar retrasos que van desde segundos hasta horas o incluso días en casos extremos, dependiendo de diversos factores de la red.
Los SMS se almacenan en un Centro de Servicio de Mensajes Cortos (SMSC) que intenta entregarlos al destinatario, pero si el dispositivo está apagado, sin cobertura o la red está congestionada, el mensaje permanecerá en cola hasta que pueda ser entregado.
El protocolo SMS fue diseñado con un sistema de almacenamiento y reenvío que prioriza la entrega confiable sobre la velocidad. Cuando envías un SMS:
Además, los SMS utilizan canales de señalización que también manejan otras funciones de la red, por lo que pueden retrasarse durante periodos de alto tráfico.
Existe la creencia generalizada de que los SMS son medios de comunicación seguros y privados que solo pueden ser leídos por el remitente y el destinatario.
Este mito es particularmente peligroso cuando se trata de información sensible o personal, ya que puede llevar a compartir datos confidenciales a través de un medio que no fue diseñado con seguridad robusta.
Los SMS estándar se transmiten y almacenan sin cifrado fuerte, lo que significa que no son inherentemente seguros para información confidencial.
Tanto los operadores de red como potencialmente terceros con el equipo adecuado pueden interceptar o acceder a los mensajes SMS. Además, los mensajes suelen quedar almacenados en los servidores del operador y en los dispositivos sin protección adicional.
Las vulnerabilidades de seguridad de los SMS provienen de varios aspectos de su diseño:
Para comunicaciones verdaderamente privadas, se recomienda utilizar aplicaciones de mensajería con cifrado de extremo a extremo como Signal, WhatsApp o Telegram (en chats secretos).
Un mito persistente es que los SMS no cuestan nada a los operadores porque utilizan canales de señalización que estarían vacíos de todos modos, por lo que cobrar por ellos es puramente un beneficio injustificado.
Si bien es cierto que el coste marginal por SMS es bajo, los operadores han tenido que realizar inversiones significativas en infraestructura para soportar el servicio SMS a gran escala.
Los centros de servicio SMS (SMSC), los sistemas de facturación, el almacenamiento, el mantenimiento y la seguridad representan costes reales para los operadores, aunque estos costes han disminuido significativamente con el tiempo.
Desde una perspectiva técnica, el servicio SMS requiere:
Es cierto que el coste por mensaje es extremadamente bajo en comparación con los precios históricos que se han cobrado, especialmente para SMS internacionales, pero no es completamente gratuito desde la perspectiva del operador.
Muchos usuarios creen que cuando envían una foto por MMS, el destinatario recibe la imagen exactamente con la misma calidad con la que fue tomada o seleccionada.
Esta idea lleva a confusión cuando las imágenes recibidas aparecen pixeladas o con calidad notablemente inferior a la original.
El MMS comprime significativamente las imágenes antes de enviarlas debido a las limitaciones de tamaño del protocolo. Las fotos tomadas con cámaras modernas suelen tener varios MB de tamaño, pero los MMS típicamente están limitados a 300KB-600KB en total.
Esto significa que la imagen original se comprime automáticamente, reduciendo su resolución y calidad para ajustarse a estas restricciones.
El proceso técnico detrás de la compresión de imágenes en MMS funciona así:
Por ejemplo, una foto de 12MP (4000×3000 píxeles) de 5MB podría reducirse a 640×480 píxeles y 200KB cuando se envía por MMS, perdiendo gran parte de los detalles originales.
Existe la creencia de que enviar un MMS funcionará de la misma manera independientemente del dispositivo o sistema operativo del remitente y destinatario.
Este mito causa frustración cuando los mensajes multimedia no se reciben correctamente o aparecen diferentes a como fueron enviados.
La realidad es que la compatibilidad MMS varía significativamente entre diferentes dispositivos, sistemas operativos y operadores. Lo que funciona perfectamente entre dos teléfonos idénticos en la misma red puede fallar completamente cuando se cruzan plataformas o proveedores.
Estas inconsistencias pueden manifestarse como mensajes que nunca llegan, llegan sin el contenido multimedia, o con el contenido alterado.
Las discrepancias en la implementación del MMS ocurren por varios factores técnicos:
Por ejemplo, un video enviado desde un iPhone a un dispositivo Android podría no reproducirse correctamente debido a diferencias en los formatos de codificación soportados, o una imagen animada podría aparecer como una imagen estática.
Un mito común es que el MMS es una tecnología completamente obsoleta que ha sido totalmente reemplazada por aplicaciones de mensajería y que prácticamente nadie utiliza en la actualidad.
Aunque el uso del MMS ha disminuido considerablemente con la popularización de las aplicaciones de mensajería, sigue siendo ampliamente utilizado en ciertos contextos específicos y regiones donde la conectividad de datos no es universal.
En España, por ejemplo, todavía se envían millones de MMS cada mes, principalmente para comunicaciones comerciales, alertas de seguridad, y entre usuarios que prefieren la simplicidad de los servicios nativos del teléfono.
El MMS sigue siendo relevante por varias razones técnicas y prácticas:
Además, las iniciativas como RCS (Rich Communication Services) están evolucionando a partir del MMS, incorporando sus funcionalidades en un estándar más moderno y capaz, lo que demuestra que el concepto sigue siendo valioso en el ecosistema de comunicaciones móviles.
Muchos usuarios creen que las llamadas VoLTE consumen grandes cantidades de datos móviles y evitan activar esta función por temor a agotar su plan de datos rápidamente.
Este mito puede llevar a renunciar a los beneficios de VoLTE innecesariamente.
En realidad, VoLTE es sorprendentemente eficiente en términos de consumo de datos. Una llamada VoLTE típica consume aproximadamente 1 MB de datos por minuto o menos, gracias a los códecs de compresión avanzados.
Para ponerlo en perspectiva, una hora de llamadas VoLTE utilizaría aproximadamente 60 MB de datos, significativamente menos que ver un video de 10 minutos en calidad estándar.
VoLTE utiliza códecs de audio avanzados y técnicas de compresión eficientes que permiten alta calidad con bajo consumo de ancho de banda:
Comparación de consumo de datos por minuto:
Además, muchos operadores no contabilizan el tráfico VoLTE dentro de la cuota de datos del usuario, tratándolo como parte del servicio de voz.
Un concepto erróneo común es que VoLTE solo ofrece mejor calidad de audio (HD Voice) y no proporciona otros beneficios significativos.
Este mito minimiza la importancia de VoLTE en la evolución de las redes móviles y subestima sus múltiples ventajas.
Aunque la mejora en la calidad de audio es notable, VoLTE ofrece numerosos beneficios adicionales que transforman fundamentalmente la experiencia de comunicación móvil:
Desde el punto de vista técnico, VoLTE representa un cambio de paradigma en cómo funcionan las redes móviles:
Además, VoLTE es fundamental para la transición a redes 5G, ya que establece el modelo para la voz sobre redes de paquetes que continuará evolucionando en las redes de próxima generación.
Muchas personas creen que para hacer una llamada VoLTE, tanto el dispositivo del emisor como el del receptor deben soportar VoLTE y tenerlo activado.
Esta idea lleva a pensar que activar VoLTE tiene poco valor si muchos de los contactos con los que se comunica no tienen esta tecnología.
En realidad, puedes beneficiarte parcialmente de VoLTE incluso cuando llamas a alguien que no lo tiene. Aunque la experiencia completa de VoLTE requiere que ambos extremos lo soporten, hay beneficios unilaterales significativos.
Cuando haces una llamada con VoLTE activado, seguirás experimentando:
Técnicamente, lo que ocurre en una llamada entre un dispositivo VoLTE y uno no-VoLTE es lo siguiente:
En estas llamadas "híbridas", la calidad de audio estará limitada por el dispositivo que use la tecnología más antigua (no se beneficiará de HD Voice), pero todos los demás beneficios de VoLTE se mantienen para el dispositivo que lo soporta.
Este es un ejemplo de cómo las redes modernas están diseñadas para mantener compatibilidad con generaciones anteriores mientras ofrecen mejoras progresivas a medida que los usuarios actualizan sus dispositivos.